La catástrofe de la Revolución verde
Posterior a la Segunda Guerra Mundial, la industria bélica y militar de la emergente potencia mundial: Estados Unidos, enfocó su modelo industrial a la agricultura, cuyo objeto principal era aumentar los rendimientos (sobre todo económicos), aún a costa de impactos graves sobre la salud humana, el ambiente y la seguridad alimentaria.
Los mismos científicos que trabajaban en las fábricas de armas químicas para matar en la guerra ahora se dedicaron a producir venenos similares para matar insectos y plantas; La agricultura se define como “el arte de cultivar la tierra” proviene del latín ager, agri (campo) y cultura (cultivo). Por su parte, la ciencia que estudia la práctica de la agricultura es: la agronomía, del griego agros (campo) y nomos (norma o ciencia).Los mismos científicos que trabajaban en las fábricas de armas químicas para matar en la guerra ahora se dedicaron a producir venenos similares para matar insectos y plantas; 2020 era el año fijado en el Acuerdo de París, firmado por 193 países en abril de 2016, incluido E.E.U.U., para alcanzar sus metas, entre las que se enumeran: la reducción de las emisiones de CO2 y la disminución de la dependencia de combustiones fósiles para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Hoy en día, si miramos ahora a nuestro alrededor, nos encontramos con suelos totalmente degradados, agricultores arruinados o endeudados y muertes y enfermedades vinculadas al uso de agroquímicos a gran escala. En resumen: destrucción del ambiente, de los agricultores y de la salud.
Anterior a la revolución verde (RV) y al modelo de agricultura industrial (MAI), era la agrinomía clásica (AC), cuya génesis es la aplicación del método científico al cotejo de hipótesis sobre los saberes campesinos acumulados hasta los siglos XVII y XVIII en el viejo continente.
Los agricultores que trabajan en áreas donde se utilizan plaguicidas químicos y todos quienes manejan dichas sustancias o se encuentran cerca a las zonas donde son aplicadas también están bajo riesgo, ya que pueden suceder accidentes e incluso la muerte a partir de la exposición a agrotóxicos. El consumo de alimentos contaminados, el beber agua de un recipiente que se utilizó para mezclar el plaguicida, la falta de instalaciones para el lavado y aseo personal, agravan aún más el problema.
El paquete tecnológico de la “Revolución Verde” se basó en el uso de semillas híbridas (semillas mejoradas y seleccionadas, pero que no son aptas para reproducirse por segunda vez, lo cual obliga al productor a tener que comprarla cada año), acompañadas de grandes cantidades y variedades de agroquímicos (fertilizantes, insecticidas, fungicidas) y de riego...
Los efectos causados por los agrotóxicos en la salud de toda la población son graves. En jóvenes puede ser aún más grave ,ya que serán ellos quienes darán vida a las nuevas generaciones. Algunas consecuencias resultantes son defectos congénitos, esterilidad y cáncer. No hay condiciones seguras para usar los agrotóxicos. Lo único seguro es no usarlos.
Frente a esa situación, resulta obvia la necesidad de cambiar a un sistema de agricultura sostenible, que perdure, sin impactos ambientales perjudiciales para la salud ni el ambiente, que conserve la fertilidad de los suelos, la calidad del agua y la biodiversidad (bio=vida diversidad=diferencia). En otras palabras, una agricultura que permita que al ser humano poder alimentarse sin destruir la naturaleza.
Cuando se implantó la “Revolución Verde”, se dijo que era la tecnología que acabaría con el hambre en el mundo. Sin embargo, no sólo no fue así, sino que el hambre aumentó y el ambiente se degradó.
Para poder preservar esa biodiversidad se debe respetar cada elemento que la compone, tanto la diversidad vegetal como la animal. El uso de agroquímicos lo que hace es destruir poco a poco el suelo. Con eso mata microorganismos que son necesarios para que el suelo esté vivo y sano. Al aplicar estos agroquímicos también el agricultor se contamina causando serios problemas a su salud y al mismo tiempo contamina el agua y el aire.
Como alternativa de producción está la agroecología, basada en la producción de alimentos de acuerdo al entorno que les rodea, eligiendo los cultivos que mejor se adapten al medio donde se vive, tomando en cuenta el suelo, agua, árboles, clima, animales y la cultura de cada grupo humano. En una palabra, una agricultura en armonía con la naturaleza.
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